Se trata de una de las actividades recreativas solidarias que realizan los jóvenes de 12 a 24 años en proceso de recuperación con el programa municipal de rehabilitación de adicciones. Allí ponen en práctica lo que aprenden en los talleres y cursos. La Escuela 12, ubicada en el arroyo Paraná Miní, es un establecimiento histórico en la zona que se encuentra en estado de abandono. Las tareas son de refacciones generales y pintura.
El Municipio de San Fernando lleva adelante un programa de asistencia para la recuperación de adicciones en el Centro Convivencial Terapéutico ubicado en Cordero 2046, donde chicos de 12 a 24 años comparten distintas actividades. Depende de la Dirección General de Desarrollo Humano, Contención e Inclusión Social a cargo de la licenciada Gabriela Dell ‘Olio. El trabajo multidisciplinario de profesionales y operadores se enmarca en actividades que incluyen deporte, recreación, talleres de oficio, grupo terapéutico y asistencia psicológica y médica.
Como parte de su proceso de recuperación, los chicos del programa municipal ayudan en la restauración de la Escuela 12 del arroyo Paraná Miní, cuyo edificio presentaba gran estado de abandono. El coordinador del Centro Convivencial Terapéutico, Hernán Rondán, explicó: “Es una jornada solidaria de trabajo en un establecimiento con mucha historia en la zona y se está restaurando. Los chicos del Centro Terapéutico Convencional están dando una mano en hacer arreglos, pintar y todo lo que sume para ayudar”.
“Es la tercera jornada que venimos haciendo aquí -agregó- y ya lijamos las paredes y comenzamos a pintar. La idea es que esa escuela recupere todos sus espacios que estaban abandonados. Es un trabajo conjunto con la comunidad y las autoridades de la escuela, y es algo que le hace muy bien a los chicos”.
Rondan concluyó: “Es para su recuperación y de paso hacen una obra de bien. De a poco la vamos reacondicionando para que la vuelvan a poder usar plenamente”.
La articulación de la actividad estuvo a cargo del equipo de Cultura municipal, Teresita Valenti y Cecilia Bailias. “Fue realmente maravilloso el intercambio que tuvieron, sobre todo el impacto de llevar a la isla a chicos con esta problemática y verlos tan afectuoso, cariñosos. Ya teníamos un proyecto de huerta orgánica. Luego se sumaron a festejar el Día del Niño con máscaras y disfraces, ayudando a armar los espectáculos, repartir las cosas y forjar una relación bárbara”, manifestó la funcionaria Teresita Valenti.
“Algunas directoras piden por ellos que son tan amorosos -agregó- y ese fue el caso de la Escuela 12 del arroyo Paraná Miní, que necesitaba ser acondicionada y puesta en valor. Pensamos que era una linda tarea para los chicos. Es muy positiva la relación de estos chicos y considero que a ellos les hace bien sentirse útiles y queridos por la comunidad isleña”.
