De la industria, nadie dice nada…

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La discusión de los últimos días entre el presidente Javier Milei y la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner se focalizó en definir si la inflación se debe a la emisión monetaria o a la falta de dólares. Estamos muy lejos de las propuestas concretas exhibidas y reiteradas en la campaña electoral de 2023 por el ex ministro de economía Sergio Massa, vinculadas al desarrollo industrial del país, al refuerzo de la matriz energética y al crecimiento de las economías regionales. Del laberinto se sale por arriba.

No obstante, vale decir que el gobierno, efectivamente, logró en varios meses del año el superávit primario y, en alguno, también el financiero. Pero esta situación -cuasi-ficticia- de ingresos mayores al gasto, solo se explica porque no se pagan las cuentas relacionadas al gasto público. De igual manera, el dólar se encuentra “planchado” e incluso bajó, porque la gente vende sus dólares ahorrados. Otro de los motivos se relaciona con las intervenciones del gobierno en los dólares financieros MEP y Contado con Liquidación, y lo hace con dólares que ingresan por exportaciones, es decir, de las reservas que, de por sí, son negativas. Afortunadamente, en 2023 se terminó el Gasoducto Néstor Kirchner y, gracias a eso, el país ahorró más de 3600 millones de dólares en importaciones, aumentó exportaciones y está logrando superávit en la balanza comercial del sector, record de los últimos años.

En paralelo, el comercio, la construcción y la industria exhiben números en rojo. Son números de dos cifras. Por ello, desde el exterior, organismos como el Fondo Monetario Internacional e instituciones como JPMorgan, y hasta las consultoras privadas del país, estiman una contracción del PBI que va desde el 3,6 al 5,7 por ciento. Los números oficiales del INDEC están en sintonía.

Es muy poco probable que 2025 revierta la recesión actual, tomando en cuenta los actuales niveles de desempleo y, sobre todo, con un presupuesto de las cuentas públicas nacionales que, de ser aprobado, va a contraer aún más la economía doméstica.

Espejitos de colores

Entonces, un superávit que no es tal, una meta de reservas que no se consiguió ni se conseguirá en 2024 y el adiós al caballito de batalla de bajar la inflación. ¿Y el dólar barato? Por ahora, nos salva el actual blanqueo de capitales. Y, atención, estos dólares blanqueados, que ahora pasaron a ser el patrimonio de todos los argentinos, se los están patinando, como en el año 2016.

Estudié economía y desde chico abracé la pasión por la actividad política. Aprendí que un cuidadoso análisis de la economía, acompañado por una concepción humanista, que pone a las personas en el centro de cualquier iniciativa política, son elementos que no deben perderse de vista a la hora de encarar procesos de desarrollo. Nací y me crie en San Martín, el distrito pyme por excelencia, y sé cómo cambia y mejora la vida de una comunidad cuando las familias tienen trabajo y pueden planear su futuro. Conozco, también, el drama de los galpones vacíos y las familias a la deriva y sin trabajo. Estamos en un momento clave, desde cada lugar de responsabilidad o representación, debemos expresar que el Estado debe atender de manera urgente lo que ocurre en el sector productivo y buscar los mecanismos para respaldar a esos argentinos que, a pesar de todos los obstáculos, cada mañana levantan las persianas de sus fábricas y se dedican a producir. No podemos permanecer callados, porque no se trata de amparar un interés sectorial más, ni de levantar una bandera partidaria determinada: se trata de defender los motores de nuestra economía, únicos generadores genuinos de riqueza y desarrollo.

Opinión de Juan Eslaiman
Licenciado en Economía
Concejal de San Martín por el Frente Renovador

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