Otra escena más de hartazgo social frente a los miserables que son muy valientes para robar, herir y matar, y muy cobardes y llorones cuando son cazados por las brigadas vecinales que surgen frente a la desprotección que existe en muchos distritos del conurbano.
Esta tarde, un rastrero que intentó robar fue reducido por un grupo de obreros y vecinos. Sin poder resistirse, la típica de esta nueva generación de malandras, el falso llanto y las suplicas.
“Agarrale la mano que voy a traer el hacha y se la voy a cortar”, dijo uno de los trabajadores, mientras otro lo golpeaba en la espalda. “Cortale un dedo, la mano, vas a ver que no va a volver a tocarle nada a nadie”, manifestaban otros de los sujetos que participaban del ajusticiamiento.
La lacra fue entregada malherida a la Policía, que llegó representada por 2 efectivos que le pusieron “los ganchos” y lo trasladaron a sede policial, a la espera de la decisión del fiscal.